Saliendo del invierno y ya inaugurada la primavera con mayor o menor fortuna según los lugares, empezamos a estar ávidos de ambientes exteriores como el de esta fantástica vivienda.
Este es uno de esos patios que invaden totalmente la casa, que abraza el edificio y llena de frescura el interior. El contraste de la tierra, la madera y las baldosas de barro con el verde intenso del césped crean una atmósfera que hace olvidar cualquier rastro de vida urbana, y el orden, distribución y limpieza de las plantaciones sugieren una gran dosis de paz y serenidad.
El interior, totalmente abierto, se encuentra al servicio del jardín exterior, llegándose a mezclar ambos espacios.
No te pierdas el resto de la casa, aquí.
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