23 de enero de 2018

Prioridades en una reforma


Cuando nos encontramos frente a una vivienda relativamente anticuada y necesitamos adecuarla para vivir dignamente o revalorizarla con un presupuesto ajustado, debemos establecer prioridades.



Situémonos en el caso de una vivienda convencional, con unas cuantas décadas de edad y sin elementos protegibles que valga la pena conservar. Un caso bastante común que podemos encontrarnos en cualquier barrio de ciudad, procedente de una herencia o de una oportunidad de compra.
El perfil de este tipo de viviendas puede ser el siguiente:
  • Distribución en estancias con tamaños de otras épocas, generalmente muy reducidas.
  • Tamaños de algunos elementos constructivos fuera de los estándares actuales (puertas estrechas, bancadas muy bajas, roperos poco profundos...)
  • Tabiquería muy delgada, ladrillo de 4cm que no permite hacer rozas para nuevas instalaciones y cerramientos sin aislar.
  • Instalación eléctrica obsoleta, con numerosos empalmes sobrecargando las tomas de corriente, con cables vistos desordenados, con potencia insuficiente (aún hay edificios a 125V, en lugar de 220V)
  • Fontanería de hierro, sin ninguna garantía higiénica o sanitaria.
  • Saneamiento de fibrocemento, hoy en día tóxico y prohibido.
  • Revestimientos viejos o estropeados (gotelé, terrazo rayado y estropeado, baldosa hidráulica suelta...)
  • Griferías con mecanismo diferenciado para agua fría y caliente.
  • Carpinterías exteriores de madera poco estancas y con cristales sencillos sin aislamiento.

En estos casos, y dependiendo del estado de conservación, la reforma va desde una mano de pintura para hacer la vivienda atractiva y aparente hasta una intervención integral. Entre esos dos extremos hay todo un mundo.


Nuestro consejo, con el fin de afrontar una adecuación por fases, sería empezar por acondicionar el envoltorio, aislar las fachadas y cambiar la carpintería exterior. Mejorar el confort interior es el punto de partida de casi cualquier reforma.

Si la distribución de la vivienda nos conviene, un segundo paso podría ser actualizar las instalaciones  de fontanería y saneamiento renovando baño y cocina, hay muchas soluciones en el mercado para obtener un resultado óptimo con un presupuesto muy ajustado, déjate aconsejar, quizá no haga falta alicatar toda la estancia o se puedan recuperar unos sanitarios vintage ya existentes. A veces, la bancada no permite colocar los electrodomésticos actuales, antiguamente se hacía más bajita y más estrecha, lo que obliga necesariamente a intervenir en este punto.

Con una instalación eléctrica muy mala se puede recurrir a una nueva instalación vista o, si se quiere empotrar, doblar algún tabique con un panel de pladur.


Para corregir una antigua distribución con estancias pequeñas, una buena solución es unificar habitaciones. Las viviendas antiguas solían tener el espacio demasiado compartimentado y hoy en día tendemos a ambientes más abiertos y polifuncionales. Esta opción no obliga a una reforma integral, sino que podemos centrarnos en una parte de la casa y mejorarla.

El tema del almacenaje es algo muy buscado en nuestros días. Antiguamente los dormitorios apenas preveían un ropero de 60-100cm de ancho y no existían armarios para otras cosas. Merece la pena, si se puede, destinar una estancia a vestidor o robar una franja a una pared para disponer una generosa armariada semioculta.


Como veis, no todo está perdido, hay que buscar el enfoque profesional y pedir ayuda cualificada. Vosotros marcáis el punto de partida y el objetivo final de vuestros deseos, nosotras nos encargamos de la viabilidad ...siempre que sean cosas alcanzables sin varita mágica... ;)


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