A menudo es necesario configurar un dormitorio femenino reutilizando piezas que ya tenemos por casa y usando el color como herramienta diferenciadora.
En el dormitorio que presentamos hoy podemos advertir un mueble librería que bien podría ser un bufetero de comedor y un cabezal de estilo que se adivina tendente al rústico o de aires castellanos.
El truco para esta transformación ha sido el uso de una paleta de colores muy fresca y juvenil y una nueva interpretación en el almacenamiento a base de cestas de fibras naturales. Se han cambiado los pomos de los cajones y se ha materializado una transición en el guardado oculto de juguetes en canastos hacia la exposición de libros a la vista. Con esta estantería de baja altura, poco a poco, unos irán dejando cada vez más espacio a los otros.
Respecto a los colores, se recurre a una gama de pasteles apagados que da muy buen resultado combinados con el blanco. Colores muy claros, casi blanco, en paredes. Techo pintado en un tono más subido, fijaos que no es muy habitual ver los techos coloreados, sin embargo, sugiere una estética muy atractiva. Complementos en pastel contrapuesto a al color natural de las fibras. Y máximo protagonismo a la puerta en un rosa intenso.
El efecto es una habitación muy luminosa, alejada de los tópicos de un dormitorio demasiado infantil, y que puede derivar fácilmente en una estética más adulta con muy pequeños cambios en los complementos y colores, manteniendo el mobiliario.
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