El estilo hygge ha venido para quedarse una buena temporada, de eso no cabe duda. Todo lo que hasta ahora era nórdico o escandinavo da un paso más allá y se vuelve hygge.
El hygge es una filosofía de vida procedente de Dinamarca que apuesta por todo aquello que nos hace sentir bien, son esos pequeños placeres que provocan una agradable sensación de bienestar, por tanto, es una corriente que no puede dejar de lado nuestro entorno más personal, nuestra casa.
Lo que ocurre es que no podemos calcar al detalle algo que proviene de unas latitudes y de un clima tan diferentes al nuestro; está muy bien eso de los calcetines gordos, las mantas gigantes y la chimenea encendida, pero aquí vamos hacia el buen tiempo y será necesario adaptar ese estilo hygge a nuestra manera de entender las cosas, y no va a suponer ningún problema para conseguir esos ambientes que se apoyan fundamentalmente en tres conceptos: calma, confort y placer. Ahí van unas pistas...
Quédate con una gama base de colores neutros desde el blanco a distintos tonos de gris, pasando por los beiges y cremas.
Lánzate al croché desaforadamente, forra pufs, haz cojines, teje tapices... no hace falta comprar una de esas alfombras marroquíes que están tan de moda, pero sí surge la oportunidad ¿por qué no...? Las mezclas étnicas son bienvenidas.
Si puedes, une la cocina con el comedor, la cocina es la estancia en la que se comparten más cosas con la familia, es la habitación elegida para hacer más tareas diferentes con tal de estar juntos y disfrutar de la buena compañía tanto de la familia como de los amigos. Se acabó la cocina aislada que sólo sirve para guisar a solas.
En el dormitorio elimina el cabecero y cámbialo por cojines, muchos almohadones, simplifica la lámpara de noche y utiliza la mesilla sólo para lo justo y necesario. No amontones!
Rompe la gama de colores base con toques de tonos pastel, buscando una armonía cromática que inspire serenidad y tranquilidad; convierte tu hogar en tu propio universo zen.
Dale una oportunidad a las fibras y tejidos naturales: cestos para almacenar, plaids de algodón, lámparas de mimbre o mambú, vaporosas cortinas de lino...
Convierte tu casa en un vergel, crea un apacible rincón de lectura que te transporte a otros mundos sin salir de tu casa. Las plantas quieren luz, pues ¡multiplícala con ellas! la luz es buena, millones de plantas no pueden estar equivocadas ;)
Aprovecha que eres ordenado y déjalo todo a la vista, exhíbelo, está demostrado que las cosas que no permanecen encerradas, si se mantienen ordenadas y visibles, dan sensación de sosiego y paz interior.
Crea un ambiente íntimo y sencillo con velas, mejor si las puedes fabricar tú, será el colofón ideal para complementar los pasos anteriores.
Esperamos que estas pistas os sirvan de orientación para conseguir un hogar más sereno, apacible y confortable; un entorno de aspecto actual en el que recarguéis pilas cada día. El resto lo ponéis vosotros...
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