A caballo entre las cocinas totalmente abiertas que tanto se llevan y las cocinas convencionales que se ubican en recinto independiente, existe todo un mundo de posibilidades para salvaguardar hasta cierto punto la perspectiva de esta estancia desde el resto de la vivienda.
Aquí os mostramos cuatro ejemplos bien diferenciados.
1) Arriba podéis ver la reinterpretación del pasaplatos de toda la vida. Una ventana longitudinal que ocupa todo el largo de la cocina que está en contacto directo con la zona de comedor y que a la vez da para un par de puestos de desayuno. Bajar el dintel (parte horizontal superior de la ventana) al máximo permite aprovechar el lado recayente a la cocina para poner armarios altos si fuese necesario.
2) Se coloca una bancada común a ambos lados del cierre de la cocina, flanquéndola, delimitándola , enmarcándola con dos tabiques sobresalientes. Con ello se crea un comedor de diario muy cómodo.
3) Un tabique a media altura oculta totalmente la zona de trabajo, de manera que el desorden queda bastante escondido. Las aberturas se pueden complementar con cristal, como en la imagen (muy útiles cuando se cocinan cosas que huelen mucho), o se pueden dejar libres.
4) Finalmente, existe la opción de un simple cierre delimitador del espacio de cocina, realizado con una carpintería ligera para interiores. Sólo actúa como sustituto de un tabique común, pero el acristalado unifica visualmente los espacios de salón y cocina haciendo que se perciba mayor amplitud.
Consulta con un técnico especializado cualquier opción de cambio, pues sólo ellos te pueden garantizar que la solución final cumple con todos los condicionantes mínimos de habitabilidad de tu comunidad autónoma.
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