Si nos remontamos a nuestra niñez, recordaremos que estas cortinas estaban en todas partes, sobre todo en sitios de veraneo y en las casas de pueblo, donde se pretendía que estuviera todo abierto, que entrase el frescor, pero que no nos vieran desde fuera. El uso de estas cortinas se reducía de forma anodina, desapercibida y sin pretensiones, a las puertas exteriores y a las ventanas. Ahora este elemento se reinventa y se utiliza de otras maneras.
- Lo vemos en interiores.
- Lo utilizamos en grandes formatos, encargándolo a medida.
- Lo usamos como tabiquería interior y separación de ambientes.
- Su aspecto metálico da una imagen sofisticada a nuestra casa, nada reñida con cualquier estilo.
Y es que es un elemento que mantiene cierta intimidad, hasta el punto que si se juega con la luz, lo podemos convertir en un paramento opaco. Constituye una barrera fácilmente franqueable, podemos cruzarla por donde queramos, e incluso, es posible retirarla a un lado como si fuese una cortina convencional y abrir los espacios.
Está hecha de materiales muy ligeros, como el aluminio, y con sus colores podemos diseñar dibujos y cenefas. Es todo un RE-invento. Fijaos cómo queda y qué versátil es:
Y como PLUS al artículo de hoy, os enseñamos este patio totalmente configurado con paredes de cadenas, una solución realmente imaginativa y muy fácil de llevar a cabo.
¡Apostando por renovar lo tradicional!
Créditos: Jacoby Co, Shop Wild Things, House365, dezeen, StoneHand, Houston Chronicle, mir8cle, Art Simphony, Apartment Therapy, kriska.
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